Adáptate a los imprevistos para no abandonar tu bienestar.
No sé si te pasará a ti pero a mi algún que otro día se me trastocan los planes y tengo que rehacer por completo la agenda, tanto en lo personal como en lo profesional. Y eso es un engorro. Se me genera la situación que se puede catalogar con ese dicho popular que dice algo así como: “la pescadilla que se muerde la cola”. ¿Era así, no?.
Me explico.
Para el bienestar la actividad física y el ejercicio es vital. Se cumple la regla de: a mayor ejercicio, mejor estado físico. A mayor ejercicio, mejor estado mental. ¿Estamos de acuerdo?.
Y aquí surge el efecto que te comentaba en la línea de antes, lo de la pescadilla ; )
Me sigo explicando con un ejemplo personal.
Por normal general, intento realizar entre tres y cuatro sesiones de entrenamiento semanales. Pero nada de gimnasio. Todo en casa, en la oficina o utilizando el entorno que me rodea para desarrollar la sesión preparada (más a bajo te daré unas nociones de cómo lo planteo). Sigo. ¿Qué pasa?. Muchas veces ocurre lo que mencionaba antes, me tocaba alguna sesión más concreta dónde si necesito pararme y dedicar unos minutos y… ¡sorpresa!. Un contratiempo me limita el tiempo y no puedo hacer eso que tenía previsto. ¡Rayos!.
En estos días, ¿qué hago?.
- Opción A. Lo fácil. Ya tengo la excusa perfecta para no sentirme mal y saltarme el “entrenamiento previsto”. Raro que ocurra. Ya sé que esta opción es gratificante a corto pero a largo no porque no consigo el efecto deseado. No tienen nada que ver con el físico, es más de bienestar: no sentir dolor de espalda, poder controlar mejor mi estrés. Sentirte “súper” es lo que busco.
- Opción B. Lo menos fácil pero no tan complicado. Adaptar el entrenamiento previsto a los imprevistos. Buscar mis momentos de bienestar para no saltarme el entrenamiento. High level. Y sí, esto se puede hacer (lo puedes hacer) y no es tan complicado como te puede parecer de primera impresión.
Aquí seguro que estás pensando algo así como: “¡Si claro!. Como tú pilotas sobre temas de ejercicio, tienes esa capacidad para adaptarlo”. Y no te digo que no. Es evidente que para mi es más fácil porque lo practico a nivel personal y lo trabajo a nivel profesional. Si no fuera capaz de hacerlo, apaga y vámonos. Pero tengo que decirte que tú también podrías hacerlo. Y esto no es un mensaje de motivación, de ánimo, de ilusiones descafeinadas. Es la realidad. Lo que sí puedes hacer para mejorar tu bienestar.
¿Y eso cómo se hace?
Te adelanto sólo el primer paso. Aprendiendo de manera práctica como debes de entrenar para tu bienestar. Sin ir al gimnasio, ni usar ropa deportiva, ni ningún equipamiento especial. Sólo con tu propio cuerpo, utilizando tu entorno: en tu casa, en la oficina, en el parque, en el autobús, de camino al colegio a recoger a los niños… donde sea.
Este primer paso, lo hago así: https://escueladebienestar.teachable.com/p/ejercicio-iniciacion
Una vez interiorices ese conocimiento, pasaremos al siguiente paso. Pero de esto te hablo otro día.
Todo esto es de gran interés para una empresa. Si su personal está fuerte, si entrena, se encontrará menor física y mentalmente. Esto influirá directamente en la mejora de su rendimiento y en su salud. Cuanto más fuertes, más bienestar, más productivos.
Si tienes alguna más, hablamos: [email protected]
Pd. Y si quieres ponerlo en marcha con tu equipo de trabajo… ¡adelante! ; )
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